Sevilla es una ciudad de lo más pintoresca, llena de anécdotas y curiosidades que le proporcionan esa singularidad tan característica que la envuelve. A lo largo de este blog, iremos dando a conocer muchas de ellas, así como la historia de otros edificios y lugares especiales e interesantes de esta hermosa ciudad.
Puente de Isabel II
El Puente de Isabel II es conocido por vía popular como Puente de Triana. Es una réplica del hoy desaparecido Puente del Carrousel de París, realizado por el ingeniero Antoine-Rémy Polenceau sobre el río Sena durante el primer lustro de la década de 1830. El emplazamiento del Puente de Isabel II se encuentra en el mismo lugar al que tuvo el Puente de Barcas construido por los almohades en el año 1171 por orden del emir Abu Yaqub Yusuf. Este Puente de Barcas fue el primer y único puente que tuvo la ciudad durante casi siete siglos, y se encontraba situado a la altura del castillo medieval que había en la orilla de Triana, que sería conocido tras la reconquista castellana de la ciudad como el Castillo de San Jorge por pertenecer a la Orden de los Caballeros de San Jorge. El Puente de Isabel II comenzó a construirse el 12 de diciembre de 1845 y finalizaría a comienzos de 1852, inaugurándose el 23 de febrero de ese mismo año, aunque la apertura al público no llegaría hasta cuatro meses después. Cuenta con una longitud total de154,5 metros, con un ancho de tablero de 15,9 metros y una altura hasta la rasante de 12 metros. Es un tipo de puente en tres arcos, en el que se emplearon como materiales principales para su construcción la piedra, el hierro y la madera. El Puente de Barcas se trasladó el 30 de junio de 1845 más al sur mientras se edificaba la nueva pasarela, y sería subastado finalmente cuando la nueva plataforma queda abierta a los ciudadanos.
Vistas de Sevilla a finales del siglo XVI donde se puede apreciar el Puente de Barcas. Ambrosio Brambilla - Biblioteca Nacional de España
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Reales Atarazanas de Sevilla
Mandadas a construir por el rey Alfonso X el Sabio en el año 1252, fueron las instalaciones del antiguo astillero de la ciudad hasta a finales del siglo XV y principios del XVI, horquilla de tiempo en la que se documenta arqueológicamente el cambio de uso definitivo de los astilleros medievales. Su función original fue la construcción de galeras, que se implementaría con la fabricación de otros modelos de naves. La reparación de estas embarcaciones y el almacenamiento de armas y pertrechos fueron otras de las funciones que se llevaron a cabo durante aquel periodo. Contaba con 17 naves paralelas yuxtapuestas entre sí -de en torno a 11 metros de altura cada una de ellas y con tejado a dos aguas- y separadas por arcadas. El complejo se encontraba adosado a la cara exterior de la muralla, junto a una gran explanada de arena que llegaba al río Guadalquivir, y que facilitaba el almacenaje de las embarcaciones. Tras el cese de sus funciones como astilleros, algunas de sus naves fueron destinadas a diferentes usos: como parte de la Casa de la Contratación, capilla de San Jorge, almacenes y pescadería. A finales del siglo XVI, se produce la primera intervención arquitectónica en las Atarazanas originales, alojando la Aduana de Indias, y el espacio restante se destinaría a Artillería en pleno reinado de Felipe II, espacio que se convertiría desde el siglo XVIII hasta el último tercio del siglo XX en la Real Maestranza de Artillería de Sevilla. El complejo continuó transformándose, y entre los siglos XVII y XVIII se construyó la iglesia de San Jorge y el Hospital de la Caridad. Finalmente, la Aduana, tras varios siglos en desuso y abandono, fue derribada para edificar la Delegación de Hacienda. En el año 1993, las naves destinadas a albergar la Real Maestranza de Artillería fueron compradas por la Junta de Andalucía al Ministerio de Defensa. Esta institución se encargó de desalojar las naves, eliminar los tabiques, techos y cerramientos nuevos, y dejar al descubierto las antiguas naves originales, destinándolas posteriormente a visitas culturales. En la actualidad, la Junta Andalucía se encuentra ultimando la transformación del espacio en un gran centro cultural.
Reales Atarazanas de Sevilla14/03/2024 20.20 - _M
Castillo de San Jorge
El Castillo de San Jorge fue la sede de la Inquisición en Sevilla durante más de tres siglos. El primer uso conocido del solar antes de que fuese edificada la fortificación, sería el de necrópolis almohade durante una buena parte de la etapa de dominio de esta dinastía en la ciudad. En la década de 1220, los almohades construirían sobre ese cementerio una fortaleza para proteger el acceso al Puente de Barcas que ellos mismos levantaron y que enlazaba las dos orillas del Guadalquivir. Tras la reconquista castellana de Sevilla, Fernando III, el rey conquistador, entregará la fortaleza islámica a la Orden de San Jorge, y en ella se instalarían los caballeros miembros de la Orden para defender la franja costera del río. Sería a partir de entonces cuando comenzó a denominarse Castillo de San Jorge. Durante el siglo XV, la Orden de San Jorge desaparecería al ser absorbida por la Orden de Montesa y el castillo quedaría abandonado durante un tiempo, hasta que en 1481 pasó a manos del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, convirtiéndose en su sede hasta 1785, salvo un breve periodo, desde 1626 a 1639, que fue cedido al conde duque de Olivares, quien llevaría a cabo un serie de reformas en la fortaleza. En el primer lustro de 1800, el castillo sería derribado y en su solar se establecería un mercado de abastos que sigue en funcionamiento en la actualidad.
Litografía del Castillo de San Jorge15/07/2024 12.35 - _M
Tesoro de El Carambolo
El tesoro de El Carambolo fue descubierto en 1958, cuando se realizaban unas excavaciones en el llamado cerro de El Carambolo, en el término de la localidad sevillana de Camas, a tres kilómetros de Sevilla. Se trata de unos restos arqueológicos interesantísimos pertenecientes a la civilización tartésica. Consta de veintiuna piezas de oro, de casi tres kilos de peso en su conjunto -2 brazaletes, 16 placas rectangulares, 2 pectorales y un collar-. Estas alhajas se encontraban depositadas en el fondo de una primitiva cabaña, en vasijas de barro, en un lugar que según los expertos debía estar dedicado al culto religioso. Los estudios que se han realizado en torno a este tesoro permiten fechar su antigüedad hacia el siglo VIII a.C., y hay quien ha encontrado una clara relación entre estas joyas y otras similares descubiertas en el Mediterráneo oriental, y más concretamente en la isla de Chipre. Esto no sería más que una clara muestra de la influencia orientalizante que sobre los tartesios ejercieron los primeros colonizadores que llegaron a nuestra región y que no fueron otros que los fenicios.
Conjunto de piezas de El Tesoro del Carambolo |
Muchos son los restaurantes, tabernas y bares donde se puede comer y tapear de maravilla en el centro histórico de Sevilla.
La Bodega Díaz Salazar está ubicada en el corazón del casco histórico de la ciudad, a unos pocos metros de la Catedral de Sevilla, en la Calle García de Vinuesa, 20. Su fundación se remonta al año 1908 cuando Ángel Díaz-Salazar establece la bodega como despacho de vinos para distribuir la producción de las Bodegas de Daimiel (Ciudad Real) de su propiedad. Pronto se convirtió en uno de los establecimientos más representativos de la ciudad. Se respira el ambiente sevillano de pura cepa. Tapas, vinos y cañas excelentes, y un servicio extraordinario, muy atento y agradable. Para disfrutar en más de una ocasión.
La Bodega Las Columnas se encuentra situada en la entrada al Barrio de Santa Cruz, en la Calle Rodrigo Caro, 1, en un emplazamiento excepcional, desde donde se puede contemplar la Giralda si te sientas a degustar en su terraza. Podrás disfrutar de un ambiente al más puro estilo sevillano. El establecimiento cuenta con buenos precios y tapas de primer nivel, como la tortillita de camarones, solomillos en salsa, flamenquines, y un riquísimo montadito de pringá. Cerveza bien fría, buenos precios y servicio rápido y atento.
Situado en la Calle Tomás Ibarra, 4, muy a la vera de los monumentos más emblemáticos de la ciudad -Real Alcázar, Catedral y Archivo de Indias-. Establecimiento con encanto, diferente a lo que se puede encontrar en la zona, en el que se puede comer de manera algo más informal en la barra, y en el que se disfrutan excelentes tapas y platos a un precio razonable. Buenos quesos, chacinas y un riquísimo tartar de atún y magret de pato. Mucho sabor en los productos, y gran originalidad en la elaboración y presentación de los platos.
En el casco histórico de Sevilla, en la Calle Mateo Gagos, 22, en el barrio de Santa Cruz, se encuentra situada esta taberna castiza y clásica donde las haya. Es conocida por servir un excelente vino de naranja, unos riquísimos montaditos de pringá y los famosos y sabrosos chicharrones de Cádiz. Además cuenta con una gran variedad de platos, tapas y raciones generosas, y un servicio agradable y atento. Lugar en las cercanías de los edificios más simbólicos y representativos de la ciudad.
En la Calle Harinas, 10, en el Arenal, se localiza la Bodeguita Romero, un espacio mítico en la gastronomía sevillana. Lugar muy frecuentado por sus ricas tapas y la gran variedad de ellas, algunas muy conocidas como el montadito de pringá (se suele decir que es el mejor de la ciudad), las albóndigas y la carrillada ibérica. Muy recomendable en cuanto a calidad-precio. El servicio muy agradable y profesional.
Los orígenes se remontan al año 1386, una hermosa placa conmemorativa, recuerda el paso por ella de personajes ilustres de las letras universales, como Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Gustavo Adolfo Bécquer, Alejandro Dumas o Lord Byron, entre otros. Ubicado en pleno corazón de Sevilla, en la calle Álvarez Quintero, 62. Se puede disfrutar de la tradicional gastronomía andaluza, gazpacho, pisto, salmorejo con jamón, frituras de pescado, carnes, tapas creativas, y guisos típicos de la región. Servicio muy profesional y amable.
Situado en la Calle Francisco López Bordas, S/N, en el casco antiguo de la ciudad, entre la Plaza del Cabildo y la Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería, en la zona del Arenal. Establecimiento gastronómico con personalidad, de corte minimalista, elegante, decorado con azulejos sevillanos y con mucha luz gracias a los grandes ventanales de la fachada. Las tapas y medias raciones son generosas y los precios acordes con lo que se ofrece. La tortilla de patatas de 20 huevos es uno de sus productos estrella, así como el gazpacho, boquerones con un toque de limón, tacos mexicanos, berenjenas rebosadas… Postres riquísimos elaborados por la propia casa. Servicio amable y eficiente.